ENTREVISTA A SERGI LÓPEZ |
La universidad del humor
–¿En esa revisión del texto cabe también la actualidad?
–No soy de meter la actualidad muy rabiosa. En este sentido, creo que no nos gusta ser muy explícitos y preferimos dejar unos espacios que ha de completar el público.
–¿O sea, que el público también ha enriquecido el espectáculo?
–El público siempre te da o te quita razones.
–Comentaba la adaptación del texto original en catalán al castellano y al francés. ¿Fue un proceso complicado el hecho de traducirlo a distintos idiomas para lograr el efecto deseado?
–Jorge (Picó) y yo nos quedamos muy sorprendidos porque costó poco. No había mucha carga autóctona y el humor –no quiero parecer pedante– es universal.
–¿Dónde ríen más y mejor, en Francia o en España?
–(Sonríe) En Francia se ríen de otra manera. Es como si les costase más. Se quedan con gesto pensativo un rato y al cabo de un rato sonríen. En cambio, en España la gente es más directa y llana.
–La obra es un carrusel cómico de dudas existenciales. ¿Sabría usted despejar la incógnita de hacia donde va la cultura en España?
–Todos nos preguntamos de dónde venimos, hacia dónde vamos... En la cultura, como en el espectador, surgen muchas preguntas que se imponen y que son difíciles de contestar. La obra habla de identidad, de ser de aquí o de allí. Si me preguntas por la cultura, te diría que es clave para creer en nosotros mismos. Durante mucho tiempo, por parte del lado del poder la cultura ha ido perdiendo sentido y valor. Ha pasado a ser una cosa recortable, casi cercana a un artículo de lujo de la que se puede prescindir; y eso es una barrera muy grande.
–Usted y Jorge Picó han apostado por la autogestión. ¿Puede ser este el camino alternativo en una industria como la teatral cada vez más carentes de ayudas oficiales?
–Hay que hacer lo sea, cada uno desde su posición. Es cierto que a nosotros nos posee cierta idea de libertad a la hora hacer nuestro teatro, de ensayar y en la distribución. Esa libertad nos hace sentir autónomos y más operativos. El cine, por el contrario, necesita una financiación brutal y esa autonomía quizás es más complicada.
Un hombre con suerte
–¿Pero el teatro resistirá, verdad?
–Mientras estemos vivos, habrá teatro.
(Fragment de l'entrevista de César Blanco - "El Norte de Castilla")
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